jueves, 11 de febrero de 2016

Rosa

<< Nadie dijo que fuera fácil apartar mis espinas >>














Manos picando por acariciar espaldas,
ojos buscando entre luces esa mirada,
esa, sólo esa,
que consiga llevarlos a casa.

Tu vida está basada en subidones
y ya sabemos que yo tiro por lo bajo,
las cosas tendían a desmadrarse
con sólo el roce de nuestras manos.

A la mierda.
Te tocaron mis espinas y sangraste,
ya ves, 
-aunque no quiera- siempre hago daño.





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